Hay algunos que pueden durarnos meses
Publicado por Jose Manuel Moldes el 03/07/2023
The Legend of Zelda of Zelda: Tears of the Kingdom lleva casi dos meses en nuestras vidas y muchos lo estamos exprimiendo buscando todos los santuarios, Kologs, emblemas de fantasmo, armaduras, etc…En mi caso personal, en el día que empiezo a escribir este post (9 de Junio) llevo más de 130 horas y no estoy cerca de terminar el juego, ya que me estoy centrando más en la exploración que en seguir la historia. Mientras juego, me surgen las siguientes preguntas: ¿es quizás demasiado largo? ¿Es necesario tanto contenido en un videojuego?
Lo que está claro es que es un juego maravilloso, que sabe cómo atraparte para que se te pasen las horas sin darte cuenta mientras exploras Hyrule. Ahora bien, estamos viviendo una época en la que parece que un juego de gran presupuesto tiene que ser sí o sí un título de mundo abierto, con una duración mínima de 50, 60 o 70 horas (sino, más).
Ejemplos tenemos muchos: Assassins Creed: Oddissey, Red Dead Redemption 2, Far Cry 6, Persona 5, etc, etc… Y parece que lo hacen para justificar su precio, porque si un juego te va costar 60-70€ tiene que darte una duración similar en horas, ya que, si no es así, sientes que no ha sido amortizado.
El problema de medir los juegos al “peso” es que, para llegar a esas horas, por lo general, hay que llevar a cabo multitud de misiones secundarias clónicas en las que haces de recadero para el vecino de turno al que le vas a buscar 5 setas briosas porque para él, por algún motivo, es más importante estar quieto en su sitio que ir a buscarlas. También se llena el mapa con cientos de iconos que visitar, con la promesa de que obtendrás una jugosa recompensa, pero lo único que conseguirás al final será la misma espada de soldado por 10º vez. Hay que mencionar además que, muchas veces, para poder desbloquear estos iconos, te hace buscar un punto elevado (Las atalayas de “Assassins Creed”, por ejemplo) para hacer visible el mapa, lo que supone que el contador de horas suba también.
Pensamos que más siempre es mejor, y no siempre es así. Muchas horas no siempre es sinónimo de más diversión, ya que, si me haces repetir la misma acción cientos de veces, lo que conseguirás será que esa mecánica, que puede ser muy innovadora y divertida, acabe por aburrir.
Por eso, las grandes producciones deberían fijarse en los juego de perfil más bajo, porque con una buena idea, y una duración más ajustada, son capaces de darnos obras que quedan en la memoria de los jugadores. Ejemplos como Limbo e Inside nos enseñan que, con muy poco, se puede construir un juego atemporal y que ha servido de inspiración para otros muchos.
Por supuesto, esto no quiere decir que no haya juegos “triple A” que hayan entendido que “lo poco gusta y lo mucho cansa”. Un claro ejemplo reciente que se me ocurre es Doom Eternal. En Id Software entendieron, después de su 3º entrega (que para mí no estaba mal), que lo suyo es hacer juegos directos y rápidos, sin una gran historia y sin extenderse demasiado, ya que a lo que venimos aquí es a masacrar demonios a velocidades vertiginosas. Según How Long to Beat, el juego puede ser completado en 14 horas y media, una duración más que razonable.
Otro problema que supone la aparición de juegos con duraciones tan elevadas es que la mayoría de nosotros no tenemos tiempo para compaginar esos juegos tan largos con un trabajo, una familia o un deporte, por ejemplo. Esto se traduce en montañas de juegos sin tan siquiera empezar, y agravado porque desde mediados de 2022 y sobre todo en este 2023 estamos viendo como todos esos juegos que se vieron afectados por la pandemia de la Covid empiezan a salir en masa: Final Fantasy, Zelda, Dead Space Remake, Hogwarts Legacy, Atomic Heart, Forspoken…
Estamos tan saturados y tenemos tanto a que jugar que, en mi caso particular, hay momentos en los que no me apetece jugar a nada porque no sé por cual empezar, haciendo que muchas veces juegue por inercia y sin ganas, lo que, sinceramente (y por lo que realmente estoy escribiendo esto), me da miedo porque nunca pensé que me llegaría a pasar eso con un hobby que siempre disfruté con gran pasión.
Quizás sea algo puntual que venga producido por la Covid anteriormente mencionada, aunque todo indica que esto no hará más que agravarse porque, si miramos el horizonte y vemos todo lo que se ha anunciado en el (no) E3, lo que queda de 2023 va estar muy cargado. Si, además, ponemos la vista en 2024, es para ilusionarse y temblar al mismo tiempo, ya que mucho de lo anunciado son juegos de fácilmente se podrían ir por encima de las 50 horas (Starfield, Persona 3 Reload, Final Fantasy VII Rebirth…)
Otra opción es no dejarnos vencer por el FOMO que intentan meternos a la fuerza y solo comprar cuando terminemos los juego que tenemos pendientes.
Hasta aquí mi pequeña reflexión/opinión, como siempre comento, esta es mi opinión, no tiene que coincidir con la vuestra, pero si me gustaría que la respetaseis.
¿Qué opináis vosotros? ¿Creéis que hay demasiados juegos largos?