La fantasía se torna en una historia de venganza y redención en esta decimosexta entrega.
Publicado por Sergio García Esteban el 11/03/2024
Hay series de videojuegos que me han acompañado toda la vida, frikis. Además de Pokémon, Zelda y Mario, Final Fantasy es una de esas sagas que he disfrutado a lo largo de los años, a medida que se han ido lanzando entregas.
Como muchos de los que nacimos a comienzos de los noventa y jugamos a la primera PlayStation, me introduje en esta serie de títulos con los que, para mí, son la Santa Trinidad en Final Fantasy: las entregas VII, VIII y IX. Disfruté mucho con Bakú y el resto de la compañía Tantalus, aluciné con los Seeds y supe lo que era el miedo cuando me encontré con Sephiroth en el edificio Shinra.
Tiempo después, me enamoré de la historia de Tidus y del noble cometido de Yuna; me lo pasé bien, aunque en menor medida, con las aventuras de Vaan y su sueño de ser un pirata del aire y, poco a poco, fui perdiendo el interés por la saga. Hasta que salió la decimosexta entrega (por supuesto, no he tenido en cuenta aquí FFVII Remake ni Rebirth, pero es que, si los mencionaba, no quedaba tan épica la frase).
Hace poco, he terminado Final Fantasy XVI, el primer título de la serie en llegar a PlayStation 5, así que hoy os vengo a contar lo que me ha parecido. ¿Me habrá devuelto el amor que tenía por esta saga o habrá sido un título más en la lista de decepciones? En las próximas líneas, os hablo de ello. ¡Dentro análisis!
Como ya es costumbre en la casa, esta es una review sin spoilers, frikis, en el que solo mencionaré algunos pequeños detalles de la trama para justificar lo que quiero decir. Uno de estas pinceladas es, precisamente, la siguiente: al contrario que otros títulos de la saga, Final Fantasy XVI es, básicamente, la historia de un único personaje, Clive Rosfield.
Todo lo que se desarrolla a lo largo del juego es la trama de nuestro protagonista, que nos lleva por diferentes momentos de su vida y nos relaciona con distintas personas. Si bien es cierto que algunas de ellas son importantes para la historia, no tienen ni mucho menos el peso que tenían en otras entregas de la serie.
Esto que os comento se hace todavía más evidente cuando observamos que al único al que podemos "customizar", es decir, cambiar las armas, armaduras, accesorios y que tiene un árbol de habilidades, es al propio Clive. El resto de compañeros son meros NPCs, personajes que, aunque tienen mayor o menor importancia, no podemos manejar.
Hay contadas excepciones, eso sí, y una de ellas es Torgal, el perro-lobo que nos acompaña prácticamente durante toda nuestra aventura. A nuestro peludo camarada sí podemos darle alguna que otra orden y tiene cierto desarollo, aunque no esperéis nada del otro mundo.
Hablando de nuevo de la historia, hay que destacar que es más oscura y explícita que otras de las que hemos podido ver a lo largo de la saga (de hecho, es el primer juego de la serie que tiene una clasificación PEGI+18), sobre todo en los primeros compases del juego. No os extrañéis si, al principio, sentís que estáis jugando a algo que no es un Final Fantasy.
Y es que esta decimosexta entrega bebe mucho de otras sagas de fantasía, como Juego de Tronos, algo que se puede ver en la cantidad de personajes y "casas" que podemos encontrar, así como en las tramas. Eso sí, a medida que avanza la historia, todo vuelve a su cauce y volvemos a tener la sensación de estar jugando a un título de la saga de Square-Enix.
Más allá de la trama, hay que destacar que estamos ante un juego de mundo semiabierto, pues tendremos que avanzar en la historia para ir desbloqueando nuevas zonas que explorar, pero, salvo contadas ocasiones, podremos visitarlas y recorrerlas a nuestro antojo tantas veces como queramos.
Una de las razones para volver de nuevo a estas zonas es realizar los encargos secundarios o acabar con nuestros objetivos como cazarrecompensas. En este sentido, se puede decir que el juego tiene tres tipos diferentes de misiones: las principales, las secundarias y las escorias, que son monstruos a los que debemos derrotar. Os voy a hablar brevemente de ellas.
Creo que no tengo que explicar cuál es el objetivo de las misiones principales, frikis (el propio nombre lo indica, ¿no?). Con relación a ellas, me gustaría destacar, eso sí, que sirven para presentar a algunos personajes secundarios interesantes y que, si bien la mayoría de ellas son relevantes, a medida que avanzamos en el juego nos encontramos con algunos cometidos principales que podrían ser perfectamente misiones secundarias.
Y es que no es raro que, llegado cierto punto de la historia, nos digan que tenemos que ayudar a algún buen samaritano, al que debemos llevarle una serie de objetos, o quizás tenemos que visitar a un amigo para ver cómo se encuentra y, de paso, hacer sus recados. Entiendo que estas misiones están ahí para no hacer tan intensa la trama, y por supuesto para alargar el juego, ya que suelen ocurrir después de un acontecimiento importante, pero lo cierto es que te sacan un poco de la historia.
Con relación a las misiones secundarias, la mayoría son las títpicas que podemos encontrar en muchos juegos, en las que tenemos que hacer alguna tarea sencilla por la que recibiremos algo a cambio, pero otras sí que son más interesantes.
Gracias a ellas, podemos conseguir armas y mejoras que nos ayudarán en nuestra aventura, pero no solo eso, sino que también servirán para desarrollar la historia de esos personajes secundarios que mencionaba antes. De hecho, muchas de estas misiones podrían, perfectamente, ser principales, ya que lo que nos cuentan es bastante interesante. Si sois como yo y queréis enteraros de todo (y también os molesta mucho eso de tener marcadores de misión en el mapa), es muy probable que hagáis todas.
Con relación a las últimas, las escorias, estas hacen referencia a los clásicos encargos de cazarrecompensas que ya hemos visto en otras entregas de la saga, como Final Fantasy XII. En este sentido, es interesante que las completéis, no solo porque recibiréis recompensas, sino porque os encontraréis con combates que os supondrán un verdadero reto.
Toca hablar ahora de jugabilidad, frikis. Lo primero que hay que destacar en este sentido es que Final Fantasy XVI se asemeja más a un Hack and Slash que a un RPG, pues los combates son bastante dinámicos, podemos esquivar golpes y tenemos que utilizar una combinación de botones (muy sencilla, eso sí) para realizar algunos ataques.
Con relación a los combates, es digno de mención que este título cuenta con dos modos de juego, uno más centrado en la historia y otro que da más importancia a la acción. En función de vuestros intereses, tendréis que elegir entre uno u otro. Ahora bien, si no sabéis por cuál de los dos decantaros, no os preocupéis, que para eso estoy yo.
El primero de ellos, el modo historia, está pensado para que disfrutemos de la trama sin tener que preocuparnos tanto por los combates. Es, a todos los efectos, la "modalidad fácil" de este Final Fantasy, pues, además de que los enemigos son más débiles y recibimos menos daño, se nos equipan unos accesorios que hacen los combates más sencillos.
Antes mencionaba que, en los enfrentamientos, se puede esquivar las acometidas de los enemigos y tenemos que pulsar una serie de botones para ejecutar algunas técnicas. Pues bien, gracias a estos accesorios, resulta mucho más sencillo evitar los ataques del rival y, además, podemos hacer todas las combinaciones pulsando únicamente un botón.
Por otro lado, el modo acción es la modalidad normal, pues recibimos el daño habitual y no tenemos equipados estos accesorios, aunque podemos hacerlo, ya que los tenemos desde el inicio del juego.
Ahora que ya sabéis más de ellos, es vuestra decisión elegir el modo que más os interese. Solo un pequeño apunte antes de continuar, que quizás os haga más sencilla la decisión: os podéis quitar en cualquier momento los objetos que se equipan automáticamente el modo historia.
Llegados a este punto del análisis, hay que mencionar el apartado visual y sonoro. En lo que a gráficos se refiere, Final Fantasy XVI presenta, una vez más, dos modos, el modo rendimiento, que corre a 60 FPS estables, el modo calidad, a 4K nativos y 30 FPS.
Esto, al menos, funciona en la teoría, frikis, ya que en la realidad el modo rendimiento no logra mantener los 60FPS de forma continua y el modo calidad no alcanza los 4K de manera nativa. Eso sí, independientemente de esto, disfrutaréis mucho gráficamente hablando.
Por otro lado, hablando de música y ambientación, hay que destacar que la banda sonora es excelente y merece mucho la pena pararse a escucharla (bajo mi punto de vista, no es tan buena como otras de la saga, pero está bastante bien). De hecho, mientras escribo estas líneas, estoy escuchando la música del juego. Así me inspiro más.
Si hay algo que podemos encontrar en Final Fantasy XVI, y que hace que le dedique un apartado independiente en este análisis, es referencias a otros juegos y obras, tanto de la propia saga de Squre-Enix como de otras compañías.
Así, podemos ver un espantapájaros que es la viva imagen de Vivi, de Final Fantasy IX, una referencia a un diálogo de Final Fantasy IV y otro easter egg que homenajea al primer juego de la saga, que, por cierto, ya se mostró en la demo.
Más allá de los guiños a los títulos de la propia serie, también podemos encontrar referencias a otras sagas, como Juego de Tronos, a la que se homenajea en uno de los primeros diálogos; a Invencible, la serie de animación, y, aunque estos están más cogidos con pinzas, El Señor de los Anillos y Ataque a los Titanes. Os animo a que busquéis todos los easter eggs posibles, ya que hay muchos.
Si hay algo que caracteriza a esta saga (además de que son RPGs, hay invocaciones, podemos hacer magia...) es que son juegos largos, por lo que esta decimosexta entrega no iba a ser menos. Por este motivo, ahora os voy a hablar de las horas que os puede llevar completar Final Fantasy XVI.
Si queréis ir a tiro hecho y completar únicamente la historia principal, este título os puede dar para unas 30 ó 35 horas de diversión. Si, por otro lado, sois como yo y os gusta pasaros los juegos al 100%, completar todas las misiones secundarias y demás objetivos, la duración se puede alargar bastante. En mi caso, hacer todo esto me ha llevado 60 horas, aproximadamente.
Como me está quedando cortita la review, os voy a contar una manía que tengo con los juegos, que he comentado varias veces en los podcasts (escuchad Palabra de Friki, os lo vais a pasar bien). Personalmente, cuando me compro un videojuego, me gusta que cada euro invertido en él me de para una hora de diversión. Así, por ejemplo, si me gasto 60€, espero que pueda jugar, al menos, 60 horas.
Si el tiempo invertido supera el dinero gastado, entonces puedo considerar que he hecho una buena inversión (ahora es cuando me diréis que hay juegos que son geniales y duran 5 horas. Estoy totalmente de acuerdo, pero tengo esta manía y no lo puedo evitar). En esta ocasión, me gasté 40€ en este título, por lo que me ha salido bastante bien.
Hasta ahora, he estado mencionando aspectos más o menos positivos, con algún que otro detalle mejorable, eso sí, pero casi todo lo que he comentado ha sido bueno. Quiero dedicar este apartado a hablar precisamente de lo contrario, es decir, de aquellos puntos que no me han gustado o que, al menos bajo mi punto de vista, se podrían haber hecho de otra manera.
El primer aspecto que me gustaría destacar (observad que he puesto una imagen de Clive enfadado para hablar de ello) es que el juego se puede hacer un poco repetitivo, ya que sigue la misma estructura todo el tiempo.
Dejando de lado las misiones secundarias y las escorias, lo cierto es que, prácticamente desde que comienza el juego, seguimos el mismo guión: se nos presenta al "malo" en cuestión, hacemos unas cuantas misiones para llegar hasta él/ella, combatimos y lo derrotamos. Después, nos toca hacer algunas de estos cometidos que parecen tareas secundarias y volvemos a empezar de nuevo. Si bien es cierto que el título no es 100% así (lo he intentado resumir mucho para que entendáis lo que os quiero decir), lo cierto es que sí que puede resultar algo cansado estar todo el tiempo haciendo lo mismo.
El segundo punto a mejorar (aquí pongo a Clive dubitativo) está relacionado con las misiones secundarias. Aunque, como he comentado antes, muchas de ellas son interesantes por las recompensas que recibimos al completarlas o porque desarrollan la trama de algunos personajes, lo cierto es que son todas prácticamente idénticas.
Vale, es cierto que este tipo de tareas se utilizan para alargar las horas de los videojuegos, por lo que la estructura no tiene por qué estar tan cuidada, pero lo cierto es que, en este caso, se parecen demasiado. Es más, debido a esto, puede que os aburra un poco llevarlas a cabo y, quizás, sobre todo hacia el final del juego, se os haga pesado realizarlas y prefiráis pasar de ellas.
El último aspecto que me gustaría destacar (en esta imagen, Clive ya no sabe ni cómo estar), y esto lo digo por hilar muy fino, tiene relación con los efectos visuales de las habilidades que realiza nuestro protagonista y los enemigos durante los combates, ya que pueden llegar a resultar algo molestos.
Puede que, en algunos enfrentamientos, sobre todo en aquellos que hay que llevar a cabo contra los diferentes jefes, se realicen varias habiliades consecutivas, lo que puede propiciar que los efectos de luz se superongan y, visualmente, llegue a ser un poco pesado. Tal vez, esto sea únicamente mi percepción, por lo que, si jugáis a este título, o si lo habéis hecho ya, me gustaría que me comentaráis lo que os ha parecido.
En resumen, estamos ante un fantástico juego, con una gran historia y un personaje principal que va evolucionando a media que avanza la trama. Puede que, en algunos momentos, resulte un poco repetitivo y, hacia los últimos compases de la historia, se os haga bola y tengáis ganas de terminarlo, pero lo cierto es que es una obra bastante buena.
Personalmente, y dejando a FFVII Remake y Rebirth fuera de la ecuación, esta decimosexta entrega ha hecho que me reconcilie con la saga Final Fantasy. Bajo mi punto de vista, Square-Enix ha encontrado el camino que debe seguir a partir de ahora. Puliendo algunos detalles, creo que la próxima entrega puede ser genial.
Me ha quedado un análisis más extenso de lo habitual, frikis. Probablemente, todo lo que os he contado ya lo supierais, bien porque ya os habéis pasado al juego o bien porque habéis leído otras reviews, pero, dado que me lo he pasado tan bien jugándolo, me hacía ilusión traeros una crítica pormenorizada de este título. Si lo habéis leído hasta el final, solo me queda daros las gracias, me hacéis muy feliz.
Llegados a este punto, solo queda hablar de notas. En esta ocasión, creo que Final Fantasy XVI se merece un notable.